jueves, 16 de enero de 2014

SIN FILOSOFÍA EN EUROPA, ¿COMO SERA NUESTRA FORMA DE PENSAR?


El Espíritu de la Filosofía
¿A quién se le ocurre relegar el pensamiento en la enseñanza? ¿Qué repercusión tiene esta ausencia en el aprendizaje de la vida? En principio, es una respuesta bien sencilla, ya que es la clase dirigente de los respectivos países europeos indiferentemente de su color político es la que le interesa que sus pobladores sean cuanto más materialistas e incapaces de desarrollarse por si mismas como personas. Porque eso es la clave, cuanto más embrutecidos nos tengas las clases dirigentes, más fácil les resultara dirigirnos, de la misma forma que un pastor dirige a un rebaño de ovejas al matadero.
Pero ¿a quién se le ocurre quitar la Filosofía de la primaria, de la secundaria, del bachillerato? Al Gobierno. Y, ¿por qué? Por que no, sino para que. Es a fin de cuentas el triunfo del pensamiento totalitario frente a la democracia liberal del los últimos dos siglos. ¿Que quiero decir con esto? Es fácil. En el siglo XX asistimos al nacimiento de las ideas totalitarias más execrables que tuvieron lugar en Europa como el Comunismo, Fascismo y Nazismo; y que por tanto nos dejaron una profunda huella a los Europeos como la II Guerra Mundial. Si bien estas formas de vida política fueron derrotadas, hay que recordar que lo fueron a fin de cuentas, por la fuerza de las armas, nunca por el razonamiento lógico de las ideas y de la conducta humana.
¿a quién sirve que el pensamiento se relegue entre las materias que forman parte del aprendizaje de la vida? En realidad, la contestación de esa pregunta debería de contestarse como que a nadie le interesaría tener una sociedad embrutecida, necia e impulsiva e incontrolada por si misma. Pero bien mirado, ese tipo de sociedades es lo que se busca hoy día, salvo por el hecho de que esta se convierta en ingobernable, porque siempre alguien tratara de llevarla a su propio cauce o beneficio.

En realidad, hay que decir que la Filosofía en sí está en plena forma, que la gente —los ciudadanos reflexivos, sensibles a los valores, conscientes de su responsabilidad...— sigue pensando con profundidad filosófica. Lo que está muy mal es la clase política, que mete su zarpa en la capacidad crítica y la autonomía mental de los ciudadanos permitiendo, sin inmutarse, la telebasura y la pobreza mental en el ámbito público, que es lo que se busca a fin de cuentas, porque una sociedad sin valores y deshumanizada, es una sociedad corrupta en si misma.

Porque la clase política europea, se a dado cuenta que contra las ideas totalitarias nunca se podrá luchar lo suficiente. Porque para ello es necesario cultivar la razón o hacer que la ciudadanía piense en las decisiones que se toman y debido al miedo político que hay hoy en día de no llegar a todo tipo de electorado, es por ello por lo que se realizan leyes ideológicas de educación como la que se acaba de aprobar en la que pretenden eliminar —sencillamente, a un plazo no muy largo— un área docente de la enseñanza secundaria y, si pudieran, de la universitaria: la filosofía se enseña al menos desde la Academia de Platón desde hace 2.500 años, y una generación de personajes pendientes solo de los votos, de los resultados PISA y de moverse para seguir flotando, la pretenden aniquilar para así conseguir como he dicho una sociedad sin alma ni análisis critico por si misma.

Nunca se respetará la dignidad humana, ni la pluralidad de opiniones, ni el deseo noble de buscar el bien común si se niega la filosofía, ya que el hecho en si de quererla suprimir por el poder, demuestra el gran valor que esta tiene en el ser humano.

La filosofía es determinante para impulsar el camino hacia un pensamiento crítico, racional y razonable. Es indispensable conocer no solo la historia de las ideas, también la historia del pensamiento, la generación de determinados conceptos, la visión que procuran, sus efectos y su funcionamiento. Pensar no es una mera actividad mental, comporta todo un modo de hacer y de proceder. Y requiere conocimiento de la situación de tu lugar en el mundo y tu posición en dicho lugar. Porque al fin y al cabo el ser humano por si mismo es una gota de agua en un océano inmenso, pero la colectividad en si o la sociedad en la que te formas y te desarrollas determinara tu impronta como ciudadano.

Al fin y al cabo lo más importante de la filosofía es que te ayuda a construirte a ti mismo y gracias a eso, es posible que logres desarrollarte como ciudadano y persona. Posiblemente no te traiga fortuna, ni te convierta en hacendado con grandes tierras, pero como mentalidad propia te ayudara a comprenderte a ti mismo y a las demás personas que te rodean. Porque la dejadez de no pensar solo puede acarrear los más bajos instintos y a convertirte en un egolatra o una persona maleable sin criterio para personas poderosas que ostentan el poder.

¿Qué supone esta dejadez? La filosofía es un modo de saber, necesario para comprender el seguimiento de las categorías que constituyen nuestro presente, que se cuestiona sobre el estado de cosas, lo problemátiza y abre posibilidades de pensar de otra manera. En este sentido, no resulta cómoda para los amigos de lo convencional.

Se está llevando a cabo una reforma educativa en las Escuelas Europeas, que dependen de la UE y tienen centros en varios países del continente, entre ellos, España: pues bien, en esa reforma se pretende suprimir la Filosofía en los cursos de Ciencias, mientras que los alumnos de Humanidades contarían solo con una optativa, de modo que sería perfectamente posible estudiar en las Escuelas Europeas, sea en la modalidad de Ciencias o en la de Humanidades, sin haber cursado ninguna materia de Filosofía; en resumen, la reforma prevista supondría la eliminación casi completa de la Filosofía en las Escuelas Europeas con objeto de convertirnos en personas materialistas cuyo único fin sea la de conseguir ser exprimidos como humanos para llevar a cabo de esta forma la supresión de derechos adquiridos a lo largo de lustros porque de esta forma nuestro criterio de crítica quedara anulado por le poder constituido.

Como he dicho, es cierto que la filosofía no da dinero ni poder, pero la cuestión es que ni los mercados ni los ministerios pueden evitar que los seres humanos no estemos hechos exclusivamente para la rentabilidad. Alguien puede tener la ilusión de que, con estos cambios neoliberales en la cultura educativa, nuestra sociedad volverá pronto a la prosperidad... Pero la cuestión es que —como la crisis económica nos ha enseñado—, esa presunta riqueza hoy tan añorada puede ser también una forma de pobreza que, aunque sea menos ostentosa que la de las hambrunas, no es ni menos grave, ni menos injusta ni menos inhumana

La filosofía, y en general las humanidades, son justamente lo único con lo que poder alimentar un hambre de la que parece que quieren quitarnos hasta el gusanillo, a ver si a fuerza de disimular nuestra indigencia cultural nos resignamos a ser pobres de espíritu, sumisos y tristes, para así poder ser controlados con facilidad.

¿A qué se debe este desdén?. Creo que se trata, en efecto, más de un desdén que de una planificada campaña en contra de la filosofía. Parece claro que las más altas autoridades tienen una concepción del proceso educativo extremadamente técnico-instrumental. No les importa otra cosa que no sea la adecuación al mercado de trabajo por parte de programas de estudio en sus diferentes niveles. De hecho, el propio ministro José Ignacio Wert llegó a hacer recientemente unas declaraciones en las que consideraba motivos espurios para decidir a qué se quería uno dedicar en la vida (esto es, a la hora de elegir una carrera) cosas tales como la pasión por una disciplina, la vocación, el deseo de enriquecer la propia tradición o similares. Lo que debía primar, según él, eran “las necesidades de la sociedad (esto es, del sistema económico)”.

¿Qué repercusión tiene en la formación de los chicos esta ignorancia? La carencia fundamental en la formación del alumnado que no estudia filosofía es la falta de pensamiento crítico. Además de la carencia cultural que implica ignorar la historia del pensamiento occidental. No conocer el pensamiento lleva a no entender adecuadamente los distintos momentos históricos y culturales. Por ejemplo, no se puede entender la Revolución Francesa y la Ilustración, sin conocer el pensamiento moderno racionalista y empírico. De igual modo, no entenderíamos el romanticismo sin conocer El idealismo de Kant y Hegel. Asimismo, no se entienden las revueltas europeas del XIX sin conocer a Marx. El resultado de todo esto será un alumnado más sumiso, menos culto, menos crítico, menos maduro intelectualmente hablando y más fácil de convencer con cualquier propaganda.

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